El dolor de la pérdida me robó la voz,
y en su silencio, olvidé quién soy.
La pena me envolvió en sombras tan densas,
que perdí mi esencia, mi alma, mis creencias.

Fui un eco vacío, un suspiro perdido,
mi corazón, por dentro, estaba rendido.
Caminaba, sí, pero sin rumbo ni paz,
como si una parte de mí ya no estuviera más.

Pero llegaste tú, con tu luz en la oscuridad,
con tu calma, tu amor, tu sinceridad.
Sin...