...

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amor agonico
En su interior, el amor empezó como una brizna,
Una chispa suave que creció, sin prisa.

Pero pronto se convirtió en fuego devorador,
Que consumía sus entrañas, sin control ni pudor.

La sensación de ardor, una mordedura persistente,
Crecía con el tiempo, sin darle tregua a su mente.

Un dolor punzante, como agujas incandescentes,
Se retorcía en su ser, atormentando sus sentientes.

Sus huesos parecían
carbones encendidos,
El dolor constante, nunca era olvidado ni evadido.

Una lenta agonía, que devoraba sin cesar,
Mientras su alma y cuerpo luchaban por soportar.

La piel se sentía como pavesas abrasadoras, Las venas ardían, como ríos de lava devoradoras.

Cada latido del corazón, una cuchillada de fuego, Su interior en llamas, consumiéndolo sin riego.

La respiración, un esfuerzo en medio de la pena,
Sus pulmones parecían inflamados, sin tregua ni clemencia.

Un peso en el pecho, como plomo candente,
El sufrimiento profundo, algo verdaderamente doliente.

El tiempo parecía estirarse en su martirio,
Cada segundo una eternidad, un suplicio.

Su mente nublada por el dolor constante, Anhelaba alivio, un respiro liberante.

Así, atrapado en las llamas de su propio sentir,
Sufrió en silencio, sin poder gritar ni huir.

Hasta que finalmente, en su lucha interna, cedió,
Y el amor que lo consumía, su vida se llevó.