Grito sin valor,
vacío de esperanza...

Mechero que prende
la experiencia.
Madera podrida
que no se quema.

Inmensidad
que engulle.
Siglos de historia
a lomos de mosca podrida.

Tú me disparas,
y la bala atraviesa
solo humo...

Monstruos marinos
que se comen mis pedazos.
Enormes olas de mar
que arrasan pueblos.

Corrientes y ríos
que se tragan mis navíos.
La Muerte viva,
el fondo de un abismo.

Mar adentro...

¿Qué fue de mis ganas de vivir?
¿En qué abismo se perdió
aquel destructor de mundos?
¿En qué prado se durmieron
los hijos del sol?

Mar adentro...

¡Ay que soy hijo del mar
que arrasa mi pueblo en ruinas!
¡Ay que soy hijo del mar
que me seca con su agua salada!
¡Ay que soy hijo del mar,
que me hundo, atravesado de balas!
¡Oh padre! ¿Por qué
me abandonaste?

Mar adentro...

La muerte sonriente...
El miedo...
Un niño que se pierde...
en un bosque...

No veo a mis padres.
Soy el Eterno Huérfano,
fui abandonado
por los dioses.

[...]

¿Qué hemos hecho mal?
¿Quién?

[...]

¿Y qué opción tuvimos?

[...]

Arrojados del Edén
al Páramo...

¿Quién fue ese Adán que nos condenó,
que lo recibiremos a palos?

[...]

¿Y qué opción tuvimos?

La grandeza del hombre
habita en los prados verdes
y en las montañas peladas.
¡Que tenemos la naturaleza dentro,
que la Providencia nos sonríe,
que los Dioses están de nuestro lado!

Pero qué opción tuvimos...

Y luego veo un fantasma,
enormes hongos que se alzan,
altísimos dedos que señalan,
reprochándole a la inmensidad.
¡Que el humo nos ciega la vista,
que nos ensordece el ruido
del caer de los pueblos!
¡Que no sabemos qué hacer!
¡Que se nos ha quemado el mapa!
Dónde nos llevó la pasión...

¡Que no sé seguir adelante!
¡Que tengo miedo a la oscuridad!
¡¿Quién empezó este río de sangre?!

Tal vez ni fuimos nosotros...

[...]

¿Dónde está aquel filósofo?
¿En qué isla desierta
se perdió aquel poeta?
¿Quién nos va a asistir
en nuestra última actuación?

En un bosque perdido,
un grito sin valor,
vacío de esperanza...

© JoMateix