...

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La Musa Perversa [El llamado]
Esa noche,

nuestra respiración invadió

toda la habitación.

Fuimos indomables,

imparables...

Nada nos saciaba,

buscábamos más...

Mucho más.

Su piel ya tenía marcado

mi nombre,

mi lengua conocía muy bien

La exquisitez de su sabor,

de su fragancia.

Ambos fuimos intensificando las llamas,

nos perdimos en ese mar

de sudor, saliva.

Pero sobre todo,

en esas excitantes aguas

que nos hacían perder

y recuperar el aliento...

Terminé de follarla

en esas posiciones

que jamás se había atrevido a realizar.

También repetimos todas aquellas

que tanto nos habían excitado.

Fuimos un mismo pensamiento

oscuro y perverso,

no dejamos nada incompleto.

Recité aquella poesía profana

que había escrito solo para ella.

De boca a boca,

de lengua a lengua

hasta que no olvidara

cada verso dedicado

solo a ella, mi musa perversa.



- Mirlo -


© La Jaula del Mirlo