He perdido los estribos,
la depresión me ha consumido.
He pedido al cielo tantas cosas,
y de todas ni siquiera la misericordiosa muerte me ha concedido.
He sido mi peor enemigo,
me he vuelto un alma llena de delirios.
Mis ojos cafés están desgastados,
desgastados de tantas noches en vela,
buscando razones para no saltar, o atar una cuerda.
He sentido el desmayo de mis huesos,
pero peor que eso... de mis sueños y deseos.
He sufrido el peso de una mente enferma,
una mente que no es capaz de procesar alegrías,
solamente tristezas.
He sido muy poca cosa según las críticas ajenas.
una pobre niña, chica, una pobre hija de perr*
He sido la joven más fea según el criterio de muchos,
y al mirarme al espejo solo puedo escuchar sus murmullos.
Mi cabello se está cayendo del estrés,
y mis huesos gimiendo de dolor.
Me he convertido en una flor sin aroma ni color.
Me he convertido en las cenizas de un cadáver, que aún siguen en el bendito cajón.

© Estefany Hernandez