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PEQUEÑOS RASTROS.
El siervo al último piso
es amable.
Irá dejando, empero, pequeños rastros de inusualidad...
Obsérvale atentamente,
los verás.
No hay algo igual.
Él ve, desde su lugar,
los escalones en espiral
por los que tú ascendiendo vas y,
también,
el nivel al que tú vas a ingresar.
¿No es esto algo inusual?
Él
ni adentro
ni afuera
está,
pues la puerta entreabierta
él siempre mantendrá.
Repito...
Él
ni adentro
ni afuera
está...
Al umbral de la puerta entreabierta
te esperará.
Éste detalle
no dejes de notar.
Te cuestiona,
en haciéndote dudar
para así,
permitirte,
o no,
pasar.
Recuérdalo bien,
no es sólo un siervo en ese lugar.
Él finge sinceridad;
por lo tanto,
puede fingir cualquier otra cosa más.
Él alzará las olas que impiden llegar.
Te obstaculizará.
Te querrá ahogar
si te niegas a cambiar.
Te querrá ahogar
y no descansará,
pues intenta que tú traiciones
a tu Nueva y Verdadera Amistad.
© Old Machine.
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