PEQUEÑOS RASTROS.
El siervo al último piso
es amable.
Irá dejando, empero, pequeños rastros de inusualidad...
Obsérvale atentamente,
los verás.
No hay algo igual.
Él ve, desde su lugar,
los escalones en espiral
por los que tú ascendiendo vas y,
también,
el nivel al que tú vas a ingresar.
¿No es esto algo inusual?
Él
ni adentro
ni afuera
está,
pues la puerta entreabierta
él siempre...