Otro año se desvanece, dejando tras de sí un océano de recuerdos y lecciones.
Doce meses, cuatro semanas, siete días, miles de minutos e incontables segundos, cada uno impregnado con lo nuevo o lo antiguo renovado.
Fue un año efímero, así como las emociones que lo colorearon.
Algunos maduraron, otros crecieron, algunos se estancaron y muchos de nosotros sobrevivimos, a veces con letras cargadas de vida, melodías que transforman la realidad, amistades que acompañan al alma en su proceso de sanación.

Para aquellos que permanecen en este año o para quienes alguien se quedó atrás, solo puedo decirles: la vida continúa, ya sea que duela o queme, persiste con recuerdos. Las personas que se despiden físicamente quedan tatuadas en la memoria, y eso es lo hermoso de la mente, que guarda de manera incondicional y nos ayuda a seguir adelante a pesar de las adversidades.

Fue un año desafiante; quién sabe qué nos depara el próximo que está a punto de llegar, pero quiero compartirles que un año bueno lo construyen ustedes, minuto a minuto. Utilicen esa herramienta para el bien y aprendan a valorar todo lo que fueron y lo que están por lograr.

¡Feliz año nuevo, querida comunidad de Writco! 🌻🤍
© Ele.