En el eco de tus besos, fui desterrado
A un laberinto oscuro, donde mi alma yace,
Perdido entre sombras de lo que un día fue
Un paraíso tejido por caricias que el tiempo deshizo.

Tus labios, antaño refugio y fuego,
Ahora son la fría ceniza que me atormenta.
Cada susurro que fue melodía, hoy es viento
Que arrastra promesas quebradas en la noche eterna.

En el baile espectral de tus brazos
Siento la danza de un amor que se desvaneció.
Palabras que un día susurraron dulzura
Ahora son lamentos que el vacío acarició.

Te amé con la intensidad de mil soles,
Pero ahora esos soles se han apagado,
Dejando solo la sombra de lo que fui
En un rincón olvidado de tu desierto helado.

Eras mi luz en la penumbra, mi consuelo,
Pero esa luz se extinguió, dejando solo oscuridad.
En el laberinto de tu ser, fui extraviado,
Y en tus besos, hallé la condena de un amor enterrado.

Cada momento a tu lado fue un espejismo,
Un fragmento de felicidad que se deshizo en polvo.
Bajo el cielo de tu amor, me sentí perdido,
Y en cada verso que escribo, sangra la ausencia de tu abrigo.

Así, en este laberinto de dolor y desolación,
Descubro la amarga ironía de amar en soledad.
Y entre sus muros, hallé mi infierno,
Lejos de ti, encadenado por siempre, en un cruel y eterno sueño.
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