"Que bella luz que me muestras" susurra cómoda acostada en el firmamento oscuro.

"¿Qué dices, Luna? Yo no tengo luz." le cuestiona el océano con un suave movimiento intentando hacerla dormir.

"¿Y esa claridad en ti? ¿Ese color que destaca? no me mientas, que desde aquí la puedo ver." su tranquilidad se esfuma y la reemplaza la confusión.

El océano indignado al ser llamado mentiroso, exclama con el fuerte choque de sus olas: "No soy mentiroso. Sé lo que soy, y yo no tengo luz. Tú eres la única que brilla más que todos aquí. Los humanos nunca podrán igualarte."

"¿Cómo voy a ser la causante de esa luz? Yo estoy acá, lejos de todos. Tú eres el que más alumbra mi noche." confiesa abrumada.

"No digas más, sólo dices tonterías. Ve a dormir" la despide frustrado.

"No puedo dormir, debo mirar siempre." comenta contenta y saluda a una nube que se regocija por su atención.

"Yo debo estar aquí siempre." comenta cuando sus olas se hacen más grandes.

"Me alegra que me hagas compañía." La luna disfruta.

"Yo también. Iluminas mis noches." el océano agradece no estar en oscuridad.

"Iluminas el mundo y cantas muy lindo." Ella suele cantar con él diferentes canciones, no importa en qué parte del mundo se lo encuentre, siempre se sabe sus canciones.

"Luna, ¡Ya te dije que yo no lo ilumino, lo haces tú!" Océano se resigna.

"No importa si eso es verdad, me gusta ver la luz de ese lado. Gracias." Las estrellas se ríen de su charla.
El océano entiende porqué brilla tanto.
Y la luna comprende la profundidad de su existencia.








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