El condescendiente
Porque hay en mi pequeño y débil espíritu una tormenta, un amor y un desasosiego juntos que se mezclan y se revuelven, que se enfrentan y se unen, que se rompen el uno al otro. Se niegan. Más juntos son una sola cosa y aún así nada pueden contra los límites estrechos de mi espíritu, tan acostumbrado a la violencia y a la rudeza de afuera. Hay dentro mío una guerra irresoluble, una guerra de desgaste, de atrición como dicen...