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Las Navas de Tolosa
En el año del Señor
mil doscientos trece,
Tres reyes cristianos,
de fe inquebrantable,
Se alzaron en armas,
el mal se estremece,
Fernando, Alfonso, y Sancho,
Y su gesta admirable.

La cruz en el pecho,
el valor en el alma,
Sus huestes avanzan,
destino a enfrentar,
El califa en su trono,
Perdiendo la calma,
Ve llegar la tormenta,
la hora de luchar.

En Navas de Tolosa,
el campo se extiende,
Los ejércitos miran
el día nacer,
La batalla se cierne,
la sangre comprende,
Que en esta jornada,
al suelo va a caer.

El califa Al-Nasir,
su ejército manda,
Los cristianos avanzan,
firmes a luchar,
El sol les observa,
su calor se derrama,
Sobre aquellos guerreros
que van a triunfar.

Espadas relucen,
los tambores suenan,
El choque de acero
hace el aire vibrar,
Los gritos de guerra,
al viento despeinan,
Almas de valientes,
sin dar marcha atrás.

Fernando avanzando,
su espada en lo alto,
con Alfonso y Sancho,
Junto a él en combate,
Las cadenas del sur
no frenan el asalto,
La fe de los justos,
su fuerza desate.

El pendón castellano
al viento se mece,
Las filas moriscas
comienzan a huir,
La cruz prevalece,
la historia enaltece,
El sabor a victoria
se puede sentir.

En último esfuerzo,
los reyes triunfantes,
Ven caer al enemigo,
el campo liberar,
Las huestes cristianas,
en arcos brillantes,
Celebran gustosos,
un nuevo despertar.

Los niños escuchan
en noches de Luna,
Las viejas historias
De lucha y dolor,
Y sueñan con ser
Como aquellos ancestros,
Que dieron sus vidas
Por fe y por honor.

El Sol de Castilla,
En su ocaso dorado,
Recuerda aquel día
De sangre y valor.
Cuando unieron sus fuerzas
De un modo sagrado,
Tres reyes valientes,
Contra el invasor.

© M.Aokigahara