El corsario y la Luna
Se confesó amante de la luna
Marinero sin puerto,
sediento de aventuras
Timonel de aguas vivas
durante el plenilunio,
Náufrago de sus playas
cuando se acerca junio
Navegante y perdido
Se confesó corsario
Y en un verso salobre
le prometió sus labios,
Más erró en su promesa
y fiel a su infortunio
Ancló barco en la arena
a finales de Julio ...
El corazón bramante
no encontraba su nido
Lo buscó más no hallaba
cobijo, sino hastío
Le mecieron las olas
y solo en el estuario
Se confesó , cual creyente
que acude a un santuario
Le confesó a la luna
que a veces la engañaba
Que escapaba en silencio
a admirar la alborada
Que los rayos dorados del sol
lo iluminaban
Que el calor lo inundaba
cuando su piel tocaban.
Que las brazas ardientes
inflamaban su alma
Que ella era el poniente,
tan solo paz y calma.
Frialdad que apaciguaba
su corazón dormido
Que ahora el fuego era el dueño
que inflamaba el navío
Se confesó el corsario,
y la luna dolida,
Menguó aún siendo creciente
en su orilla dormida,
Meció entre sus rayos
los luceros dorados,
Otrora refulgentes
más bien hoy, deslustrados.
Se confesó el corsario
Levó anclas sonriente
Le esperaba la aurora
Buscó el sol naciente
Su barco navegaba
A una nueva aventura
La luna que menguaba
Se perdió entre la bruma.
LUNA 🌕
© LUNA 🌙
Marinero sin puerto,
sediento de aventuras
Timonel de aguas vivas
durante el plenilunio,
Náufrago de sus playas
cuando se acerca junio
Navegante y perdido
Se confesó corsario
Y en un verso salobre
le prometió sus labios,
Más erró en su promesa
y fiel a su infortunio
Ancló barco en la arena
a finales de Julio ...
El corazón bramante
no encontraba su nido
Lo buscó más no hallaba
cobijo, sino hastío
Le mecieron las olas
y solo en el estuario
Se confesó , cual creyente
que acude a un santuario
Le confesó a la luna
que a veces la engañaba
Que escapaba en silencio
a admirar la alborada
Que los rayos dorados del sol
lo iluminaban
Que el calor lo inundaba
cuando su piel tocaban.
Que las brazas ardientes
inflamaban su alma
Que ella era el poniente,
tan solo paz y calma.
Frialdad que apaciguaba
su corazón dormido
Que ahora el fuego era el dueño
que inflamaba el navío
Se confesó el corsario,
y la luna dolida,
Menguó aún siendo creciente
en su orilla dormida,
Meció entre sus rayos
los luceros dorados,
Otrora refulgentes
más bien hoy, deslustrados.
Se confesó el corsario
Levó anclas sonriente
Le esperaba la aurora
Buscó el sol naciente
Su barco navegaba
A una nueva aventura
La luna que menguaba
Se perdió entre la bruma.
LUNA 🌕
© LUNA 🌙