Abrazame entre brazas,
clava tus garras en mis alas,
desliza la sangre que brota por mi torso,
fracturando mis huesos deteriorados de oro,
mientras me retuerzo por el recuerdo
observando tus ojos,
es el despojo que
por un impulso de agonía,
arrojó el cerrojo,
donde remojo mis pupilas;
lágrimas ácidas que resbalan y
apuñalan con el filo de una daga
el lienzo en el cual me pintas.

¡Vuelo en la cornisa!

Por eso no insistas
en que no me quiera
cobijar en tus brazos,
mientras me despistas y
rompes mi corazón a pedazos.
Tu conquista era prevista,
visto un manto negro de poesía.
Son nuestros lazos los que escojo y
mis sentimientos
los unifico con un abrojo;
a tu antojo yo me alojo en tu infierno maldito;
bebo el néctar de tu ser eterno,
pero de un amor efímero,
abrazo tu alma,
sellando el cariño.

Tu piel de seda era mi abrigo,
ahora paso frío,
la vida es mi peor castigo
por qué no la vivo contigo.
Huella profunda;
fundida en mi pecho,
en el lecho de mi muerte,
fallecen los latidos,
me dirijo a la destrucción;
solo por tenerte conmigo.
El cuerpo inerte estará
deshabitado por mis sentidos.
Quiero expresarte en estas letras que
eres mi promesa,
la inspiración que nunca cesa;
la fuerza que me lleva,
cimientos tiemblan por tu presencia,
mi castillo de lamentos necesita
al rey de la tormenta.

Estaremos juntos el día que
no seamos tan diferentes,
mientras tanto seguiré desafiando
al destino por querer tenerte,
corriendo detrás de tu sombra,
invocando los demonios que me deterioran,
siguiendo cada señal que se asoma,
descifrando un rompecabezas ya dañado,
el tiempo ha pasado y yo he zarpado,
mi barco de sueños has destrozado,
sigues siendo mi capricho más deseado,
así sobrevivo por pensarte
por aferrarme al pasado y
dicen que te he olvidado, pero eso no ha pasado.

Persistiré a pesar del maltrato;
hagamos un trato;
me someto a que me lastimes,
que me sigas dañando
así araño cada pared
en las que te he llorado,
recolectaré cada fragmento que ha quedado,
me perderé en tu mundo insensato y
desataré en mí el masoquismo más preciado,
sobre la corteza de un árbol tallaré tu nombre,
hallaré la manera de besar tus labios,
seguiré pidiendo sentir el éxtasis de tus abrazos.
Por eso me pregunto...
¿Hasta cuando este amor durará?
Si tocare el cielo o pisaré las tinieblas una vez más.
En mí podrás encontrar la esencia más pura de lo que se llama amar.

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