"En el Puente de las Almas"
Yo: Abuelo querido, ¿me oyes en la bruma?
Tu voz resuena, como un eco en la espuma.
Mas de trece lunas han pasado ya,
y en mi corazón, tu ausencia está.
Abuelo: Mi niña amada, siempre estoy aquí,
en cada susurro del viento que va hacia ti.
No llores, pequeña, aunque el tiempo duela,
hay un rincón en el cielo donde el amor se revela.
Yo: Pero abuelo, mi mundo se siente gris,
mi madre en su sombra, perdida en un país.
¿Es un castigo, este peso que cargo?
¿Son los ángeles, o solo un letargo?
Abuelo: La vida es un ciclo, un viaje sin fin,
los ángeles cuidan, aunque no lo puedas sentir.
Las nubes grises, a veces, son solo un velo,
pero en el fondo, siempre brilla el cielo.
Yo: A veces quiero gritar, pero mi voz se desvanece,
en la soledad, mi ser se estremece.
Anhelo tu abrazo, tu serenidad eterna,
como en mis sueños, donde la tristeza se cierra.
Abuelo: Recuerda, mi niña, que el amor no se va,
en cada sonrisa de mi biznieta está.
Ella es un reflejo, un rayo de sol,
en sus ojos brilla un pedacito de mi rol.
Yo: Abuelo, un día viajé a ese puente sutil,
donde las almas se encuentran, en un abrazo febril.
Te vi en la distancia, quise cruzar sin dudar,
pero el destino, me dijo que aún debo esperar.
He recorrido ese puente en múltiples ocasiones,
pero el eco del tiempo me lanza sin razones.
Deseo...
Tu voz resuena, como un eco en la espuma.
Mas de trece lunas han pasado ya,
y en mi corazón, tu ausencia está.
Abuelo: Mi niña amada, siempre estoy aquí,
en cada susurro del viento que va hacia ti.
No llores, pequeña, aunque el tiempo duela,
hay un rincón en el cielo donde el amor se revela.
Yo: Pero abuelo, mi mundo se siente gris,
mi madre en su sombra, perdida en un país.
¿Es un castigo, este peso que cargo?
¿Son los ángeles, o solo un letargo?
Abuelo: La vida es un ciclo, un viaje sin fin,
los ángeles cuidan, aunque no lo puedas sentir.
Las nubes grises, a veces, son solo un velo,
pero en el fondo, siempre brilla el cielo.
Yo: A veces quiero gritar, pero mi voz se desvanece,
en la soledad, mi ser se estremece.
Anhelo tu abrazo, tu serenidad eterna,
como en mis sueños, donde la tristeza se cierra.
Abuelo: Recuerda, mi niña, que el amor no se va,
en cada sonrisa de mi biznieta está.
Ella es un reflejo, un rayo de sol,
en sus ojos brilla un pedacito de mi rol.
Yo: Abuelo, un día viajé a ese puente sutil,
donde las almas se encuentran, en un abrazo febril.
Te vi en la distancia, quise cruzar sin dudar,
pero el destino, me dijo que aún debo esperar.
He recorrido ese puente en múltiples ocasiones,
pero el eco del tiempo me lanza sin razones.
Deseo...