Ay mi niña.
Ay mi niña de tez morena y ojos lánguidos,
que la vida silenció tú inociencia,
que te entregaste en cuerpo y alma y te pagó hombre vulgar con el desamparo, que un día te abrazó con brazos fríos.
Las veces que ocultaste tú cara entre las manos, llorando.
El mundo herido...
que la vida silenció tú inociencia,
que te entregaste en cuerpo y alma y te pagó hombre vulgar con el desamparo, que un día te abrazó con brazos fríos.
Las veces que ocultaste tú cara entre las manos, llorando.
El mundo herido...