...

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Una desconocida que conozco de más
En estas noches me abrazo al rincón más oscuro de mi cuarto,
donde la soledad es un espectro que murmura tu nombre.
La pluma se sumerge en la sangre que gotea del corazón,
y los versos más tristes se arrastran,
como sombras frías bajo la mirada inmóvil de la luna.

Es una condena pasar a tu lado,
sentir la helada indiferencia que nos convierte en extraños.
Pero somos más que eso,
somos desconocidos que se conocen como nadie,
te miro y veo en tus ojos los abismos de tus miedos,
los secretos que arden en silencio,
la forma en que tu alma respira,
y el dolor que llevas oculto bajo esa sonrisa.

Sé tanto de ti, amor mío,
que si el destino me obligara a hablar de ti,
no existiría orador más triste, más trágico,
capaz de narrar con la voz quebrada
todo lo que guardas en tu corazón.
Sé tanto de ti,
que a veces siento que ya me has olvidado,
que mi recuerdo se ha desvanecido en la penumbra,
pero otras veces,
el eco de tu risa me persigue,
y me pregunto si aún piensas en mí,
o si todo esto es la locura que se apodera de mi mente.

Y en estas noches,
donde el cuervo negro grazna tu nombre en la oscuridad,
y los versos más tristes se hunden en la negrura,
sigo pensando en ti,
escribiendo sobre una desconocida
que conozco mejor que a mi propia muerte,
una muerte que, al igual que tú,
me acecha en cada esquina,
y a la que temo y deseo por igual.

Pero, viajero nocturno, ¿acaso no es este también tu tormento?
¿No es esta la misma herida que llevas en silencio,
un amor que te consume en la penumbra,
y que cada noche se convierte en lágrimas que nadie ve?
Te entiendo, porque yo también he amado así,
con una intensidad que quema,
con un dolor que nunca cesa,
y sé que tú, al leerme,
también has sentido ese vacío en el pecho,
esa desesperanza que se cuela en tus sueños.

Y quizás, en este espejo de dolor,
veas tu propio reflejo,
y sientas, aunque sea por un momento,
que no estás solo en esta noche oscura,
que hay alguien más,
al otro lado de la página,
que llora y escribe versos tristes
por un amor que nunca muere,
pero que tampoco vive.

Porque, viajero nocturno, si has amado así,
sabrás que el verdadero amor
es a veces una condena que llevamos en silencio,
una cicatriz que nunca cierra,
un llanto que compartimos en la oscuridad.
© @poemasagridulces