Extrañé tanto verte,
se me hace raro tenerte.
Extrañé tanto poder abrazarte,
espero nunca soltarte.
Extrañé tanto tus besos,
al punto que cuando lo veía a él,
trataba de no recordarlo.
Sin embargo, cómo olvidar tu sonrisa;
entre más lo miraba, más me decía:
ojalá poder verla.
Me arrepiento de no haber visto las respuestas.

Lo besé y fue tan repugnante
que pensé que jamás llegaría a olvidarte,
porque al momento de tocar sus labios
pensé que eran los tuyos
dándome tu típico regaño.
Al verlo intentar tocarme,
pensé en tus manos,
al menos así no lloraba hasta quemarme.

Aquel beso decadente que tanto odié,
tú me hiciste olvidarlo en un dos por tres.
Extrañé ese característico aroma tuyo;
por más que cambies la colonia, aún lo disfruto.
Ese aroma a burbujas de incienso
me mantuvo vivo en el infierno.
Espero no dejar de respirarte;
hasta en mis pulmones te tatuaste.
Extrañé tanto sentirte,
tu mano y la mía siempre coexisten.
Tal vez fue el destino,
pero todos mis escritos tenían que ver contigo.
Extrañé tanto escucharte,
pues es la única melodía
que mi corazón recita.
Espero nunca olvidarte;
ambos estábamos unidos.

Mi beso decadente
con aquel hombre me pone de frente.
Lo recuerdo como me decía:
"De todas, eres la más linda."
Tenía asco en todas partes,
pero tu aroma, risa, tacto y silueta
me mantuvieron con los pies en la tierra.
Espero nunca dejar de amarte,
por más que lo intente, eres como un tatuaje,
marcado de forma permanente,
solo sacado si es forzado,
dejando una cicatriz que se ve al oriente.
Eres aquella droga que no suelto.
Espero que si muero,
mis papeles digan: "Por sobredosis ha muerto."
© thom's thoughts