Tengo tantos miedos
Que me aterra no tenerlos,
Tan poca esperanza
Que contamino el presente.
Tanto oscuro en la mente
Que parece una tormenta,
En la que solo me ilumina
La luz que hacen los relámpagos.

Tengo un fuego interno
Que calcina mi autoestima,
Una sonrisa encerrada
En el cajón de mis dolores.
Una pena crece lenta
Como flores retorcidas,
En algún jardín perdido
Que solo riega la muerte.

Tengo tan pocas fuerzas
Que me cuesta respirar,
Un corazón que se agrieta
Entre latido y latido.
Un bombeo que se descontrola
Por culpa de ansiedad,
Una cabeza loca
Que me tiene consumido.

Duermo en el olvido
Acurrucado por la bruma,
Bajo una Luna malévola
Que esboza una cruel sonrisa.
Tengo pesadillas
Que llegan hasta la médula,
En una laguna profunda
Rodeada de libélulas.

Sueño con ser libre
Adormecido en mi presidio,
Recorrer ese sendero
Que conduzca a densos bosques.
Perderme entre ramas
Deambular en su espesura,
Dialogar con la amargura
De un futuro que no existe.

Mi esperanza se resiste
Pese a saber que ha perdido,
Agonizando se arrastra,
Con su llanto compungido.
Con un mal sabor a olvido,
Adherido a su paladar,
Tras tragarse la amargura
Que le ofrece esa sonrisa.

Y en la brisa de la noche
La magia se vuelve negra,
La soledad se alegra
Cuando vuelvo a su regazo,
Pues soy parte del completo
Que forma su dualidad,
Y sucumbo a la maldad,
Recogiendo mis pedazos.

Un momento de arrebato,
Mancha de tinta en mis versos,
Se hacen ilegibles…
Imposible comprenderlos.
Solo escribo triste
Pues tristeza es lo que vivo,
Y ese el motivo
Que tengo de componerlos.

© M.Aokigahara