Sentir ese frío recorrer tu ser,
Sentir esa adrenalina que te empuja,
Pero a la vez te congela
En medio del miedo y el deseo.

Cada sentido se agudiza,
Eres un león, un tigre en cacería.
Estás en medio de algo que sabes
Que no es permitido, pero lo quieres.
Sabes que hay consecuencias,
Pero tu deseo carnal lo pide.
Tu mente ya está imaginando lo más perverso,
Y sigues en tu cacería, en tu obsesión,
Porque ya te ha dado alguna esperanza
De que también quiere ser parte de este ritual,
Ya sea por conveniencia o por gusto.

Cada logro que recibes
Dura solo el momento de disfrutar,
Desbordando esa lujuria
Sin pensar demasiado,
Pero con mucha acción y adrenalina.

Solo te dices: “Ya que,
Solo esta vez,
La vida es corta,
Es un pago que me debía”,
Sin excusas,
Afirmando tu deseo de caza.

La inspiración de la caza,
El deseo de estar en busca de tu próxima presa,
Se limita tan solo por lo rebosada que esté tu lujuria.
El buscar control de tus instintos
Te hace más peligroso para tus presas,
Sea cual sea su calidad física,
O la degustación audiovisual
Que llene la perversión de tus ideas.

¿Qué forma de pasar una vida?
Movido por el deseo,
La picardía,
La lujuria,
El experimentar,
Sin pensar mucho en las diferentes consecuencias.