En una diminuta casa de madera,
donde la alameda era su frontera,
la ave al cantar acostrumbará,
y nuestro romance entenderá.

Dentro del hogar se percibía,
un caractéristico aroma a sandía,
percibiendo amena escencia,
que grabada quedaría en mi memoria.

Una melodía a piano en el tocadiscos,
acrecienta nuestros sentimientos,
sentía en mi cintura tus brazos,
con aquellos tiernos besos.

Oh, mi vida,
tan felices somos en nuestra vivienda,
donde la felicidad y amor no abunda.

Quédate junto a mí toda la eternidad,
le pedí.

Pero "alguien" nos observaba,
era la muerte que nos acechaba,
juzgando a quién primero eliminaba.

Pero ésta fue paciente,
aprendí a nostálgicamente,
amar y extrañarte,
pero nuestro crudo destino no acepté.

Le pedí a La Parca que me llevara,
pero rechazó mi palabra.

Y en mis brazos mi amor desvaneció,
mi corazón abrió,
de tristeza lastimó,
y de mis manos tomó.

"Te amé,
te amo,
y te seguiré amando
nadie nos podrá separar,
incluso La Parca,
viviré en tus recuerdos, cariño."

En un abrir y cerrar de ojos,
La Parca me lo arrebató.



Dos décadas después:

Dos décadas y cómo me duele tu ausencia,
cómo añoro tu cercanía,
tu radiante alegría,
¡qué lejanía nos separa!

Donde antes el pájaro cantaba,
la melodía de piano tocaba,
la escencia de sandía abarcaba,
sólo mis recuerdos quedan.

Ya nada queda,
solamente un gran vacío,
en mi corazón.

Por última vez:

Suelo reproducir la melodía,
esperando tu presencia,
pero sólo mi corazón escucha,
a través de la memoria.

Pero cierro mis ojos,
me dedico al corazón y sus recuerdos,
una melodía en el tocadiscos,
siento en mi cintura tus brazos.

Ahora escucho al pájaro cantar,
el aroma a sandía en el hogar,
siento regresar al pasado,
y tenerte nuevamente junto a mí abrazado.

"Viviré en tus recuerdos, cariño."

Me dijo antes de fallecer.

Y sonreí.

© whodoesntlovespring