#HistoriasDeSombras
En un rincón donde el sol ya no alcanza,
se sienta el viejo, cansado y vencido,
su sombra lo sigue, como un fiel testigo,
de una vida tejida con hilos de desgracia.

Cada arruga en su piel es un eco de dolores,
historias de amor que nunca se cumplieron,
sueños que murieron antes de nacer,
y lágrimas que se secaron en el silencio.

La sombra, oscura y densa, se arrastra,
recordándole todo lo que perdió,
los días felices que fueron robados,
por un destino cruel, que nunca lo dejó.

En su pecho, un corazón que aún late,
aunque roto en mil fragmentos, sigue vivo,
pues en la oscuridad de su existencia,
aún busca el calor de un amor que no olvida.

La sombra, como un espejo, refleja su dolor,
los fantasmas del pasado que nunca se van,
y en su susurro silencioso, le recuerda
que el amor, aunque duele, es lo único real.

Pero el viejo no se rinde, no aún,
pues sabe que en cada cicatriz,
hay una historia de lucha, de sobrevivencia,
que lo mantiene de pie, aunque caído.

La sombra lo envuelve, lo acoge en su manto,
como si quisiera protegerlo del frío,
pero el viejo sabe que el frío no viene de afuera,
sino de ese vacío que lleva dentro.

Y aunque la sombra lo arrastre hacia el abismo,
donde todo parece perderse en la nada,
él sigue aferrado a la chispa de vida,
que arde en su pecho, como un último rayo.

Porque en esa penumbra, donde la vida se apaga,
el viejo encuentra una verdad que lo sostiene:
que aunque la sombra sea su única compañía,
en ella también vive la luz de su alma.

Y así, en la oscuridad que todo lo consume,
el viejo y su sombra se funden en uno,
dejando tras de sí, un rastro de tristeza,
que en su dolor, se convierte en fortaleza.

Para aquellos que leen estas palabras,
que sienten el peso de la vida en sus hombros,
que sepan que en la sombra no están solos,
pues en cada rincón oscuro,
late un corazón que aún sueña,
que aún ama,
que aún vive.
© @poemasagridulces