Pincel de un pintor,
letra en el alfabeto,
el lápiz del escritor,
nota en el libreto.

Eres un árbol en esplendor,
su fruto, tallo, hoja y flor;
musa del creador
y la voz del locutor.

Eres la risa del niño,
la arruga del anciano,
el beso, postal, guiño
y la medalla del veterano.

Eres mucha gente,
familia y amigo,
eres la célula y el continente
y las huellas que ahora sigo.

Haz de luz, sombra, colores;
arcoíris, espejo, girasoles;
Cupido y sus amores.

Leyenda, música, juegos, todo;
cuerpo, espíritu y mente;
tobillo, rodilla, cadera, mano, hombro, codo;
el querer de tanta gente.

Médico, arquitecto, ingeniero
o ejemplar barrendero.

Chofer o abogado,
hijo, hermano, padre y esposo,
militar o licenciado
o un detective curioso.

Mujer, hombre;
apellido, número y nombre.

Eres el tiempo, el cielo;
el camino, el infinito;
la lluvia, el viento, el suelo;
y todo ser bendito.

Las nubes, el sol, la luna;
las cuatro estaciones;
la totalidad en sólo una,
y todas las dimensiones.

Eres la paz, la guerra;
la añoranza y las decisiones,
eres los planetas, la tierra;
el tren y sus vagones.

Eres el alma de tus emociones,
la repercusión de tus acciones.

Conjunto de espíritus,
sentimientos encontrados,
sombras de gigantes
buenas expresiones por todos lados
y estrellas caminantes.

Vagabundos elegantes
con sus casas rodantes,
mentes reflectantes
de corazones titubeantes.

Eres tanto y aún más,
créetelo, vive y lucha,
no te rindas jamás
y a tu corazón escucha.

© Juan Manuel Ledesma Mendoza