...

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Primavera
Me duele el aire en los pulmones ,
como agua de mayo que alimenta
lo que estaba muerto.

Me clavas la esperanza a puñetazos
y me arrastras violentamente fuera de la tumba
en la que plácidamente descansaba con tu fantasma.
Adornas la muerte con flores,
y flores brotan de mi cuerpo
perforándome.

Me retuerzo de dolor cuando vuelves
en forma de recuerdo a mi ser.
Enciendes partes de mi corazón
que había descuartizado
y escondido allí donde nadie puede ir.
Cierro la puerta con mil llaves
y las fundo con lágrimas de lava.
Pero, aún así, tú, entras,
como si pudieses atravesar cualquier frontera,
como si siempre hubieses tenido la llave maestra,
y derrites mi casa de hielo con tu calor.

No importa mi voluntad.
Solo importas tú.

Posees mi alma exhausta y
abrazas el cadáver.
Traes vida y traes dolor.
Atraviesas mi piel muerta
con la aguja que nos cose a tí
y a mí.
Sangro,
y vuelve a correr sangre por mis venas.

Agarras sin cuidado
la frágil granada que es mi duelo,
y me la revientas en la cara.
Me abrazas y me liberas al fin.
Mudo la piel
y quemo mi cadáver.

Seguiré haciendo collares de margaritas,
aunque sepa que en diciembre se van a pudrir.