Una casa de queso.
Ebria de mirar la luna
haciéndome sentir las olas
en cada ráfaga de viento
que va tocando al perseguido,
cruzo la frontera del enigma
y me concreto en la acuarela
iluminada de cada porosidad.
Lamentable me llama la luna,
que a dónde voy
que cuándo tocaré su puerta;
pero mientras oigo su voz
me diluyo en vacíos
hasta respirar la casa,
la casa que es blanca azul y amarilla,
la casa de los sueños de queso,
la casa de los abrazos solitarios...
La luna me encanta a escondidas
en horas de la tarde,
así sé que me espera,
para verme sentada
en el hogar prometido.
haciéndome sentir las olas
en cada ráfaga de viento
que va tocando al perseguido,
cruzo la frontera del enigma
y me concreto en la acuarela
iluminada de cada porosidad.
Lamentable me llama la luna,
que a dónde voy
que cuándo tocaré su puerta;
pero mientras oigo su voz
me diluyo en vacíos
hasta respirar la casa,
la casa que es blanca azul y amarilla,
la casa de los sueños de queso,
la casa de los abrazos solitarios...
La luna me encanta a escondidas
en horas de la tarde,
así sé que me espera,
para verme sentada
en el hogar prometido.