...

10 views

Una casa de queso.
Ebria de mirar la luna
haciéndome sentir las olas
en cada ráfaga de viento
que va tocando al perseguido,
cruzo la frontera del enigma
y me concreto en la acuarela
iluminada de cada porosidad.

Lamentable me llama la luna,
que a dónde voy
que cuándo tocaré su puerta;
pero mientras oigo su voz
me diluyo en vacíos
hasta respirar la casa,
la casa que es blanca azul y amarilla,
la casa de los sueños de queso,
la casa de los abrazos solitarios...

La luna me encanta a escondidas
en horas de la tarde,
así sé que me espera,
para verme sentada
en el hogar prometido.