Sumido en la monotonía diaria, avanzo por la vida con una máscara de indiferencia, ocultando la tormenta interna que me consume. En un intento vano por ahogar este sufrimiento, me pierdo entre tragos y bocados, pero la realidad persiste: mi único deseo es volver a verte.

Ahora, mientras recorro los lugares que una vez compartimos, tu ausencia pesa sobre mí con una intensidad insoportable. Ahora, la cordura parece escaparse de mis dedos, y en este abismo de locura, solo tu recuerdo promete salvación. Sin ti, me siento desvanecer en el olvido.

Deambulo por las calles más recónditas de la ciudad, insomne, intentando recomponer los fragmentos de los sueños que se desmoronaron. Me pregunto cómo llegué a este punto, cómo perdí el rumbo de aquellos sueños grandiosos que me impulsaban. Soñaba con conquistar horizontes, con encontrar almas que resonaran con la mía. Y aunque lo tenía todo planeado, ahora daría todo lo que poseo por un instante a tu lado.

Con cada paso que doy, tu esencia me acompaña; con cada aliento, anhelo tenerte cerca. Proclamé mi deseo de explorar el mundo, de sumergirme en cada rincón, pero la verdad es que me estoy desmoronando aquí, en tu ausencia. Soñaba con grandeza, con encuentros significativos, pero la honestidad brutal me golpea: daría cualquier cosa, absolutamente todo, por estar contigo ahora.
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