lloro como río,
miedo al compromiso,
ignoro oportunidades,
pierdo a mis amantes.

de mí alejados,
y yo suplicando,
anhelo perenne,
un “tú y yo por siempre”.

seres inmaduros,
el descaro tuyo,
mientes a tu amiga,
temes despedidas.

reflejos y espantos,
mil cambios, no avanzo,
todo está en mi mente,
aunque todos asienten.

¿mejor entre lo peor
o la mancha en la perfección?
¿esperanzas de mentira
o desilusiones frías?

nadie conmigo encaja,
estoy desamparada,
repito el adaptarme,
nadie por mí lo hace.

y el siempre envenenado
de mí se ha apoderado,
y el nunca afortunado
aún no me ha visitado.

siempre una opción,
nunca la primera

siempre un ángel,
nunca un dios.

siempre para mi edad,
nunca lista sin más.

siempre el artista,
nunca la obra de arte.

siempre la soñadora,
nunca el sueño.

siempre el músico,
nunca la canción.

siempre bien,
nunca mejor.

siempre peor,
nunca mal.

siempre cambiando,
nunca soy yo,
exhausta del bucle,
cansada del show.

reír y saltar,
o solo olvidar,
no sé soltar,
me aferro sin más.

de nuevo empezar,
el “nunca” adaptar,
el llanto cesar,
no se podrá.

porque el arte es mi condena,
la prosa me envenena,
el verso me detiene,
mi esencia, triste por siempre.

entre tantos nadie entiwnde,
conexiones intermitentes,
dicen que es parte de la edad,
que ya mejorará.

un miedo constante,
un año, un descarte,
el ritmo mantengo,
perdida me siento.

un grito de ayuda,
una de mil súplicas,
vomito cadenas,
condenas inciertas,

carezco de ganas,
convertirme en nada,
no encuentro el sentido,
nunca siento alivio.

solo yo y la poesía,
desquiciada poetisa,
del despecho, una flor,
de mi ser, un jardin.

con prisa siempre voy,
peso del rencor
lloro sin parar,
te susurro mi tempestad:

siempre el poeta,
nunca el poema
© Luna Nueva