Código Innombrable
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¿Ha pasado alguna vez
mi nombre por tu mente,
mientras los pájaros te cantan,
y el sol por tu ventana se entromete?
¿Ha pasado alguna vez
mi nombre por tu gente,
cuando pienso que me piensas
y ellos piensan que no sientes?
¿Ha pasado alguna vez
mi nombre por la fuente,
al tirar tú una moneda
y desearme buena suerte?
¿Ha pasado alguna vez
mi nombre como peste,
entre los huecos de aquel puente
en el que nunca nos juramos amor?
¿Ha pasado alguna vez
mi nombre por la pendiente,
en la que tu auto siempre baja
y por donde yo prefiero no pasar?
¿Ha pasado alguna vez
mi nombre cual rojas llamas
mientras has prendido hornallas
con fósforos que yo nunca supe usar?
¿Ha pasado alguna vez
que has pensado si mi nombre
lo ha escogido una mujer
o, quizás, ha sido un hombre?
¿Ha pasado alguna vez
mi nombre por tintas de colores
cuando te han pedido dar ejemplos
sobre gente que tú conoces?
¿Ha pasado alguna vez
que entre cuatro tontos nombres
te has planteado si el usado
es como prefiero que me nombres?
¿Ha pasado alguna vez
que al abrir un roto sobre
has deseado que mi nombre
en alguna esquina se arrincone?
¿Ha pasado alguna vez
que mi nombre ha sido pensado
seguido de un "te amo",
de un "te extraño" o de un "al diablo"?
¿Ha pasado alguna vez
que me has nombrado sin querer,
aunque en verdad aquello fuese,
no sin querer, sino sin quererme?
Dime, cariño, si así fue,
porque la intriga me carcome
a altas horas de la noche
y créeme que necesito saber.
Dime, por favor, no lo escondas,
porque me es difícil ser feliz
entre tanta duda y tantas comas
que se comen mi nombre desde adentro de tu boca.
Dime, corazón, te lo pido de rodillas,
porque aquí, entre miles de comillas,
me cuesta ver mi "nombre nombrado",
al menos, en alguna de tus pesadillas.
Dímelo, y así podré saber
que las letras de mi alma
descansan por las noches en la cama
que delicadamente forma
tu paladar con el resto de tu boca,
y seré feliz,
habiendo aclarado las dudas
que hacen preguntarme,
a la hora en la que el sol sale,
si mi nombre a ti te importa
o no es más que un código innombrable.
© Ludmila Juno
¿Ha pasado alguna vez
mi nombre por tu mente,
mientras los pájaros te cantan,
y el sol por tu ventana se entromete?
¿Ha pasado alguna vez
mi nombre por tu gente,
cuando pienso que me piensas
y ellos piensan que no sientes?
¿Ha pasado alguna vez
mi nombre por la fuente,
al tirar tú una moneda
y desearme buena suerte?
¿Ha pasado alguna vez
mi nombre como peste,
entre los huecos de aquel puente
en el que nunca nos juramos amor?
¿Ha pasado alguna vez
mi nombre por la pendiente,
en la que tu auto siempre baja
y por donde yo prefiero no pasar?
¿Ha pasado alguna vez
mi nombre cual rojas llamas
mientras has prendido hornallas
con fósforos que yo nunca supe usar?
¿Ha pasado alguna vez
que has pensado si mi nombre
lo ha escogido una mujer
o, quizás, ha sido un hombre?
¿Ha pasado alguna vez
mi nombre por tintas de colores
cuando te han pedido dar ejemplos
sobre gente que tú conoces?
¿Ha pasado alguna vez
que entre cuatro tontos nombres
te has planteado si el usado
es como prefiero que me nombres?
¿Ha pasado alguna vez
que al abrir un roto sobre
has deseado que mi nombre
en alguna esquina se arrincone?
¿Ha pasado alguna vez
que mi nombre ha sido pensado
seguido de un "te amo",
de un "te extraño" o de un "al diablo"?
¿Ha pasado alguna vez
que me has nombrado sin querer,
aunque en verdad aquello fuese,
no sin querer, sino sin quererme?
Dime, cariño, si así fue,
porque la intriga me carcome
a altas horas de la noche
y créeme que necesito saber.
Dime, por favor, no lo escondas,
porque me es difícil ser feliz
entre tanta duda y tantas comas
que se comen mi nombre desde adentro de tu boca.
Dime, corazón, te lo pido de rodillas,
porque aquí, entre miles de comillas,
me cuesta ver mi "nombre nombrado",
al menos, en alguna de tus pesadillas.
Dímelo, y así podré saber
que las letras de mi alma
descansan por las noches en la cama
que delicadamente forma
tu paladar con el resto de tu boca,
y seré feliz,
habiendo aclarado las dudas
que hacen preguntarme,
a la hora en la que el sol sale,
si mi nombre a ti te importa
o no es más que un código innombrable.
© Ludmila Juno