A temprana edad deseé escapar del mundo,
Con pensamientos oscuros y soledad abunda.
A los seis años pensé que el fin era mejor,
Pero ese intento me mostró un nuevo rumor.

La vida, como un paño sucio me pareció,
Llena de trampas y obstáculos sin razón.
Pero en ese momento oscuro, tan desconocido,
Descubrí belleza y fuerza sin medida.

El sol brillaba con intensidad en el cielo,
Los árboles se movían, un baile tan bello,
Las aves cantaban melodías de alegría,
Y vi que aún había motivos para cada día.

El mundo, sí, merece algo mejor que yo,
Merece amor, compasión y corazón en hoy.
Aunque en mi angustia lo creyera de otra forma,
Encontré bondad en cada ser que se transforma.

En lugar de rendirme ante la oscuridad eterna,
Elegí abrazar la vida sin frágil guerra.
Encontré fuerzas para enfrentar las vicisitudes,
Porque en la lucha encontré nuevas aptitudes.

Para aquellos perdidos y con voces mudas,
Recuerden siempre hay motivo para despedidas crudas.
La vida puede ser dura y desalentadora,
Pero también es una chance creadora.

Celebremos cada día que nos fue dado,
Encontremos hermosura en cada acto entregado.
El mundo merece lo mejor que somos,
En los sueños, es donde nuestro ser asomo.

La vida, aunque desgastada se visualice,
Tiene hilos de esperanza que nos revitalizan.
No nos rindamos ante la angustia que trampa,
Sigamos luchando y encontraremos calma.

Quise rendirme a los seis, pero aprendí,
Que la vida es un regalo que debemos escribir.
Con cada nuevo día, un lienzo por pintar,
El mundo merece nuestro amor y cuidado sin cesar.
© Malik kundrah