recuerdo el puro manantial que nacia
de su boca con aquella aguas de color
azul iluminando mi cielo oscuro con
un solo beso acariciando mis días grises
con el arco iris de su ojos y sus manos
cuando abría y cerraba sus pestañas negras
como si quisiera despertarme de aquel
sueño donde construí en sus lunares y
visite todas y cada una de sus estrellas
cuando me enseñó a volar y amar en
su cuerpo para escribir la poesía de su piel
que dejó el sabor bonito de la hiel

la dulce piel la cual le fue otorgada
no se compara en dulzor en textura
en suavidad en magia en encanto
en ternura ni en locura cuando
tu universo se le queda pequeño
en el lunar de su pecho derecho
y vuela hacia nuevas estrellas
lejanas sin saber que una estrella
de mar vale más que mil estrellas
fugaces recordando los deseos
que nunca te concedieron en
el olvido