...

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Deidad en la Savana
Lo que por consciencia el león rechaza
lo come por capricho la amarga hiena
quedando roja su boca y su panza llena
hasta que la fiera aún más adelgaza.

Por ser burlona y malvada
de corazón marchito y negro
no la cura el azul bálsamo del enebro
ni es con misericordia castigada.

Siendo el león rey del mundo
a sus súbditos da la blanca libertad
así cada uno gracias a su potestad
descubre el amor profundo.

Con risa muere, la hiena afixiada
mientras el león ruge con trueno en boca
y su melena dorada se graba en la roca
cuando su furia destruye la saña malvada.

© Amador Gracián