...

6 views

El viento
“Huye, niña, sin aliento”,
dijo el Viento a mí advirtiendo,
no sabía de qué o dónde,
así uno no se esconde.

Pasan años de poemas,
otros en otros planetas,
mismo ambiente, cambio el sitio,
no sé deshacer el hilo.

Me revientan las saetas,
yo busco el origen de estas,
en proceso mi alma ayuna,
se priva de amor o dudas.

Pasa el tiempo, como el Viento,
ambos van desvaneciendo,
su pasar deja experiencia,
que florece en mí en sapiencia.

¿Quién diría, sabiduría,
que mi peor enemiga serias?
Largas, sedosas y suaves cortinas,
no taparán el mal que me harían.

El auto saboteo constante,
fuiste tú, lo cultivaste,
si me hieres al hablarte,
lloro en todos los instantes.

Si temo que siempre fallo,
fuiste tú, al cortar los tallos,
del confiar que en mí florece,
ahora nunca existe suerte.

Especulo en una esquina,
siempre quedo en quienes miran,
puede que eso sea bueno,
aunque ven cuando tropiezo.

Veo raíces de este árbol,
mi botánica en pedazos,
unas mil raíces con brillos,
han brotado un ser podrido.

Y la gente desolada,
busca gente aún más tarada,
y que cuide de sus taras,
es tarea rutinaria.

Empiezo a percibir,
ese enigma descubrir,
pido a dios que el tiempo atrase,
no hay respuesta, llegué tarde.

Nadie tengo si me alejo,
aunque ahuyento si me quedo,
solo consuelo en mi misma,
tal vez lo encuentre algún día.

El Viento me encuentra hoy,
discute mi por favor,
me la enseña, siento ardor,
esa es mi niña interior.

Me dice “¿qué le dirías?”,
“una frase, aquí si hay prisa”,
yo respondo con lamento,
“huye, niña, sin aliento”.

© Luna Nueva