En un rincón del alma,
había una chica herida,
con cicatrices del pasado,
donde el amor dejó su vida.

Regaló su corazón sincero,
a quienes solo lo quebraron,
las promesas se convirtieron en sombras,
y sus sueños se desvanecieron.

Cada decepción fue una daga,
cada adiós un eco helado,
se preguntaba si el amor era un juego,
o solo un camino mal trazado.

Pero un día, entre las ruinas,
conoció a alguien que la miró,
con ojos que brillaban como estrellas,
y dulces palabras que el viento llevó.

Él le dijo que la amaba,
que nunca la dejaría atrás,
y en sus brazos encontró refugio,
un lugar donde el tiempo se va.

Sin embargo, en lo profundo de su ser,
un nudo de tristeza se anidó,
la presión de expectativas ajenas,
la sombra del futuro que la atrapó.

Su familia soñaba con nietos,
sus amigos hablaban de hogar;
ella sentía...