Paisaje de piedra,
ahogado en el silencio
de los coros renegados,
aquellos que recuerdan
rezos sentenciados
a diluir la angustia.

Descansa la mustia
de tus nubes huesudas
en sacras tumbas.
Celestiales bestias,
de la paz ciervas,
desesperan bajo tierra.

Árida tristeza despojada
del llanto que nutra
el cementerio que acuna
tus olvidados delirios.
Cierra tus amados puertos
donde el canto no rema.

Cuadro de fallecido pintor,
suscita el arte de tus vestigios
en cada punta de tus rizos
arrugando el viento
de tu pupila azulada,
cáliz de tu rigor.

Que haya un museo
en cada hueso tuyo.
En un mirar detalla
el elixir de tus suspiros,
bebe del vino que emula
tu sangre hirviente.

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