Es en la danza sutil de una noche apacioda,
que se da vida a un ser ojala deseado,
bajo un cielo de sueños, la sábana testiga,
dos cuerpos se encuentran, se observan
y con un beso se funden en una canción.
son los ojos, luceros que iluminan la senda,
en esa piel se encuentra el calor de hogar,
siendo cada beso un río fluyentr sin tregua,
y en los brazos, de tu persona amada
quieres y deseas solo ahí naufragar.
te conviertes en un fuego...