De sueños y chucherías se tornan los días, colores vívidos y todo lleva una luz radiante, como una inmensa sonrisa, esa ternura como miel, palabras sanadoras, un tacto curativo, una mirada milagrosa.
Las mujeres cuando están sanas y saludables, hacen del mundo, el refugio perfecto para estar. La mujer procura cuidado y protección. Cela con mesura y caridad. Los mejores abrazos los recibes de una fémina.
Por naturaleza quiere lo mejor porque entrega mucho más, vale la pena desgastarse un poco, testarudas tal cual. ¿Quién detiene el amor de una mujer? Dios abre camino con sólo una lágrima suya. Si clama seguridad, bajan miles de ángeles a su alrededor, enfrentan cualquier escena maligna. Es la primera y última esperanza. Con ellas ¿Qué no renace? Esa chispa es única e inigualable. Todas pueden lograr ser mágicas. La mujer fue una de las mejores ideas de Dios. Indestructibles. Vulnerables. Grandiosas. Simples. Quién favorece la vida en sí. Ama sin límites. Sabe siempre que puede ser lastimada. Pero casi nunca está preparada. Da todo como puede y hasta dónde alcance. No es raro que tenga demás por si acaso. Cuando es agraciada, su gracia se contagia. Entiende que el hombre es lo suficiente siempre. Sabe que el hombre es la semilla y quién provee forma y fortaleza. Sabe que el hombre es capaz de hacer maravillas. Entiende que se puede creer y confiar. La mujer jamás detendra su caminar por el jardín de la verdad, el amor y la creación.
Gracias mujer por tu esfuerzo, por seguir, porque vas por más. Sigue. No eres la única haciendo camino para hacer la diferencia. La batalla es real y el llamado no tarda. Ama. Perdona. Disfruta. No te detengas. Voy a ti.
© SirenaBoricua