...

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Caderas blandas

La vida tornó amarga
para el baranda
que gobierna
dos sillas y una tabla,
-ni cuerpo en tierra cargan
sus caderas blandas-.

Cobra en cada escena
como "extra" a quien ignora
la realidad de esta panoplia
-de la piara es la ponzoña-.

Interpreta como puede,
siendo actor deprimente;
sin talento no se llega,
ni se está, ni se mantiene.

Y arderá en deseos
-que nadie lo provoque-
de quemar su propio fuego
si persiste a la intemperie.

El mediocre y el cobarde,
y el mamporrero canoso,
comen del mismo pienso,
y lo cagan sin sonrojo.

Trata de ser diferente,
sin demasiado arrojo,
-siempre hay otro piojo
que ve antes el despojo-.

No se rinde y se maldice,
mientras regresa a la piltra
sin sacar nada valioso
que desagravie su enojo.

Reposa como vino añoso,
y se consuela lacrimoso,
mejor pedir sistema coloso
que robar de otro capcioso.

Parece heroico el tesón,
cada revés es un marrón
de insondable digestión
entre nubes de abstracción.

Profeta harto de asimilar
lujos de impoluta maldad,
plasmados en verbos profanos
por los amigos del arcano.

Le asquea ser don nadie,
un gregario del montón,
inane cabeza de ratón,
simple por vocación.

La cuerda que sostiene
hace tiempo se rompió,
y con ella descubrió
al inútil que truncó.
⚜ Elio Antimo Turmell ⚜

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