...

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PROMESA CUMPLIDA...
Me despedí de ti aquella vez con un fuerte abrazo y un beso bajo la lluvia...
y el paraguas que, en esa ocasión, no ocupamos.
De aquél viaje antes del matrimonio, mencioné que te traería el anillo de ocasión.
Para mí, no hay obstáculo alguno donde el amor existe.
Días después, comprobé que los deseos de mi corazón fueron escuchados.
Mis palabras hacia ti, es decir, mi promesa hacia ti había sido ya aceptada...
pues tu anillo...
a mí me encontró.
Fué en el trayecto del tren de Bruselas a París.
Allí simplemente quedé agradecido...
profundamente conmovido por la sorprendente contestación...
Allí, sobre una mesa a mí cercana, observé que había un resplandeciente y delicado anillo con una brillante piedra roja exquisitamente incrustada.
Éste estaba sobre en medio de la superficie de una mesa vacia.
Ese momento, esos segundos bastaron para que pensara en varias situaciones:
Alguien lo había dejado o lo había olvidado...
Alguien lo había encontrado y colocado a la vista sobre aquel lugar...
Alguien lo había...
Alguien...
pero... éste allí estaba.
Éste me había encontrado o yo lo había encontrado o mutuamente nos habíamos encontrado.
Había creído que al verlo por primera vez, haría click conmigo y así sabría que ése sería el indicado.
La elección lo había dejado a la intuición.
Ahora, la primera intuición decía que mi promesa allí se cumpliría...
pero...
¿cómo saber..?
Lo único que sabía es que estaba cerca la parada, a dos minutos mi descenso.
Decidí ponerme en pie e ir... por el anillo...
Sí, lo agarré y, mi puño alzado mostré a los pasajeros cercanos, cinco o seis personas, a cuatro o cinco mesas de distancia, preguntando si alguien, para ese momento, había extraviado algo en el trayecto.
Mis palabras fueron claras e inequívocas en aquella lengua.
Ninguna de aquellas personas dió afirmación alguna.
Quizás, ellos nunca entenderían el por qué eso yo les había preguntado y, mucho menos, entenderían el por qué no volví a dejar aquel objeto en donde lo había encontrado...
El tren, ahora, llegaba a Paris Gare du Nord...
pero yo,
bajaría...
ahora,
con tu anillo de ocasión.


© Old Machine.