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en sueños.
Ente gritos y disparos escucho voces en mi cabeza, voces que me dicen corre, voces que me escupen mierda.
Alterado y sin rumbo miro entre el espacio vacío, me topo muros, por más que escapar quiera no está mi vista en la salida, mi vida corre peligro, estantes caídos y cristales rotos adornan el piso.
Mientras mis pies sangran mis manos se cortan, misma noción de sentir que no puedo respirar, sus manos me acarician ya no hay marcha atrás, con la ansiedad de un lado y mi temor al otro hay marcas en mis piernas sale sangre de mis ojos.
Escupo maldiciones, con el escudo de la violencia me cubro de las emociones, el escuchar mi voz interna hace que me desmorone, internado en un recinto hecho para que mejore, recito oraciones, quemé cartas en las que escribí mis aflicciones que me carcomen, escuchando horas de lavado mental, gritandole a mi cerebro que la vida no está tan mal, tengo una soga en la mano y una botella en la otra, muchas voces, pensamientos intrusivos y una esperanza rota.
Dicen que me entienden, monos entrenados intentando curar lo dañado, calmar al desahuciado, despertar al dormido, dormir al dañado, se tiñen de blanco aparentando ser pureza cuando las manos que me tocan y las palabras que salen de sus bocas son golpes, con desdén y sin sutileza. Maldita seas, vida hermosa, diminuta siendo presa ante la imponente bruma que me abruma.


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© quival