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¿Quien soy? II

Desperté sin saber qué sucedía, desperté en un limbo existencial, sin memoria, sin recuerdos, sin nombre...

Solo sé que mientras lentamente me hacía consciente de mi existencia, y reconectaba con la sensación emitida por las partes de mi cuerpo en conexión armoniosa, la sensación de una respiración suave y calmada, el continuo bombeo de mi corazón y el recorrido del flujo sanguíneo a través de mis venas susurraban con dulzura: ¡Despierta, estás aquí de nuevo! Sí, estaba aquí, eso era un hecho. Sin embargo, una parte abstracta de mi ser, mi mente quizás, o tal vez mi alma, se habían retrasado un poco más que mi conciencia antes de encajar en el momento actual y presente, dándome la sensación de estar flotando dentro de mi propio cuerpo.

Bla, bla, bla... Escuchaba cada vez con más claridad la voz de aquella mujer, aunque evidentemente lejos de mi presencia.
–¿Quién habla? Me pregunté confundida y noté cómo se fruncía mi ceño. –¿De quién es esa voz? Sin abrir los ojos, puesto que la luz del día me parecía incandescente e insoportable. Aquella voz era conocida sin duda alguna, pero ¿por qué no podía recordar el rostro de quien producía ese sonido, quién era, cómo era su nombre?

–¡Tengo sed! Dije, así que humedecí mis labios un poco y noté que mi dentadura era diferente a como la recordaba. Mi corazón de pronto comenzó a latir un poco más rápido y una sensación de alerta me invadía. Tanteé varias veces con mi lengua la forma de mi dentadura y estaba completamente segura de que era diferente. ¿Había cambiado acaso de la noche a la mañana?

Intenté abrir los ojos y aún la luz era insoportable a mis ojos. También toqué cuidadosamente con mis manos el lugar en donde estaba recostada y, aunque parecía no haber peligro alguno, tampoco reconocía dónde estaba. Mi corazón definitivamente comenzó a latir tan rápido que casi podía escucharlo, pero el sonido de mi respiración más agitada aún no lo permitió.

–¿Dónde estoy? Pregunté para mis adentros en un estado de pánico y alerta, mientras afinaba todos mis sentidos al máximo. Mis oídos recibían información nueva, voces nuevas, niños... Había varios niños, y un sentimiento de calma y confusión a la vez me invadió. Yo tenía dos hijos, pero... ¿Y las otras voces? ¿Quiénes eran esos niños?
De nuevo volví a preguntarme: –¿Dónde estoy?

Desesperada, en un acto de supervivencia, intenté levantarme, pero mi cuerpo era demasiado pesado, así que me quedé inmóvil, tratando de identificar mi ubicación, según la dirección de las voces, la dirección de la luz y, como si poseyera un sexto sentido, medí las dimensiones del lugar que me contenía por vibración y choque, como los murciélagos. Supe que estaba en una habitación "conocida" y que estaba a salvo, pero ¿dónde? ¿Por qué no lo recordaba? ¿Era mi casa, mi hogar acaso?

Inevitablemente, la pregunta que seguía era: ¿Quién soy? ¿Cuál es mi nombre? Y todo comenzó a dar vueltas, como si cayera dentro de un espiral sin fondo, girando a toda velocidad... ¿Quién soy yo?

Y de pronto, dos manitas tocaron mi pecho y me preguntaron: –Mamá, ¿estás bien? Fue entonces que abrí mis ojos y todo recobró sentido. Recordé mi nombre, recordé que esas voces eran de mis cuatro hijos y la voz lejana del principio era de Olivia, mi ruidosa vecina... Mi dentadura estaba bien, todo estaba normal. Parecía que fue una pesadilla, hasta que horas después llegó mi hermana del trabajo y me dijo: –¡Hermana! Por un momento no te reconocí, sentí que eras otra persona... ¿Y esos tatuajes? No recuerdo que tuvieras esos tatuajes. –Dijo, realmente muy confundida.

Ahora más confundida estaba yo. Nos tatuamos juntas hace un par de años atrás...

Y de nuevo me preguntó en medio de una conversación algo absurda: –¿Cómo se llamaba tu otro hijo?
A lo que no supe qué responder, porque no recordaba haber tenido otro hijo. ¿Dónde estaba entonces?

Pero ella... ¿Por qué tampoco recordaba su nombre, si ella era mi hermana?

Ambas, por un momento, notamos que algo desencajaba y caímos de nuevo al espiral sin fin, por aquella simple pregunta o "casualidad" que nos hizo reaccionar...

¿Acaso cambiamos de realidad? o ¿sigo soñando y me perdí en realidad?


© F4our