Esto es una pesadilla, tiene que serlo. Te escondes bajo la sábana mientras ves como figuras oscuras vagan a tu alrededor. Tienes miedo, un miedo frío que cala en los huesos, que te congela por dentro, nace en tu corazón y se contagia a los pulmones, recorre todo tu cuerpo infectándolo con ese terror helado.
No sabes cuánto tiempo llevas en esa pesadilla, solo sabes que no parece tener fin. No sientes ninguna extremidad de tu cuerpo, no te puedes mover, no puedes pellizcarte para intentar despertar. Las figuras se siguen moviendo a tu alrededor, ves algunas con objetos afiliados en el lugar donde debieran estar las manos, algo estilo Eduardo Manos Tijeras, otros parecen estar trabajando con máquinas.
A cada instante que pasa todo te parece más delirante, más incomprensible, tu cabeza se siente que gira sobre si misma, no entiendes nada.
Recuerdas, en un momento de lucidez, el inicio de ese sueño. Ese hombre entró en tu habitación, no lo conocías. Te sujetó contra el colchón. Sentiste un dolor punzante en el pecho y en las costillas, ahí empezó ese sueño delirante del que parece que no puedes despertar.
Escuchas una voz monótona y sin emoción, como de quién está tan habituado a pronunciar esas palabras que ya no las piensa:
"Comienza la autopsia del cuerpo sin identificar número 042"
© Mira de la Luna