Detrás de cada pared que nos separa de algo o alguien que queremos y amamos más que a nada el mundo, detrás cada una de ellas hay lo que no en todos los lados hay, y es simplemente la conexión.
Esa conexión que no comprende de tiempo y espacio. No tiene un techo y eso quiere decir que no se limita, que no tiene un margen como la mayoría de todas las cosas que conocemos.
Muchas veces nos suele pasar que por distintas circunstancias terminamos alejados de lo que más amamos en el mundo pero a pesar de eso, depende que tan fuerte fue, algo queda dentro nuestro para siempre y aunque conozcamos caminos nuevos, ninguno se asemeja al que alguna vez caminamos.
Siempre buscamos constantemente ser la sombra de lo que alguna vez fuimos. Lo que alguna vez nos hizo sentir más vivos que nunca. Si bien hay que caminar hacia el futuro, no quiere decir que todo lo de nuestro pasado tiene que quedar en el pasado.
Cada vez que buscamos algo de lo que alguna vez ya tuvimos, buscamos sentirnos como en ese tiempo nos sentimos, y queremos que eso que encontramos nos haga sentir como antes pero es imposible, porque nada es igual y nadie puede hacernos sentir como eso nos hizo sentir.
Por eso digo que hay conexiones que no comprenden del tiempo y tampoco del espacio pero también hay conexiones únicas e irrepetibles.

© All Rights Reserved