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cerca al lago
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#colaboracion


Título : Cerca al lago

El cielo apacible, las sombras de entre las hojas lucen hinópticas, todo parece indicar que el día seguirá siendo idóneo para permanecer.
El lago aguardando parece estar, tu compañía, el aroma a frescura, el otro aroma que proviene de la comida preparándose , combinación perfecta.
Seguimos la caminata con sonidos del entorno, extasiando, motivando, inspirando, nos acompaña una cámara fotográfica, un par de bloc de notas, lápices y nuestra propia capacidad de asombro, ésa que nunca hemos dejado de lado, el captar las ondas del agua,el transcurrir del tiempo, del día, del entorno, ver matices entre las ramas y flores, ver formas en las nubes, sorprendernos con un gesto, divertirnos con nuestro propio tren de pensamiento, seguir una amena charla quedada en pausa.

Seguimos sorprendidos con la armonía de los patos en el lago. Ahora nos quitamos los zapatos y al tocar las piedras y el pasto fresco, nos carcajeamos y corremos. Tú con el dorso resplandeciente por el sol que en ocasiones aparece, yo, entre el vestido de gaza que ondula el caminar y revolotea.
¡Sí!, corremos y volvemos a ser niños.

El tacto, en los pies descalzos, el lago, las piedras, ¡Rica sensación!
Hasta dan ganas de chapotear.
Un impulso de mi parte y mi pie saca agua y te moja, pasas de la sorpresa a un mohin de agrado y a dos manos avientas y esparces agua contra mi.
Las ondas en el agua no se hacen esperar , formas aleatorias, ondas en vaivén, reflejos difusos que también merecen capitulo aparte; ver tu sonrisa el cielo azul capta casi toda mi atención.
La pequeña batalla del agua que hemos empezado no tendrá tregua, irés y venirés de gotas de agua se impactan contra mí, contra tí. la alegría, el entusiasmo si tuviera efigie sería tu rostro.

Sin pensarlo después de la pequeña batalla, nadamos de dorso, dirigiéndonos al medio del lago. Las nubes nos presentan infinitas formas y el movimiento del agua nos relaja. Decidimos mantenernos innertes para gozar el espectáculo celeste y entre el agua el vaivén y el silencio abrazan nuestros cuerpos.

Esa compañía, ese tipo de vista, esa calma, nos está brindando relajarnos, sale a vista que ambos disfrutamos, así de imprevisto, basta una mirada, que guarda cierto brillo coherente, críptico, y nos movemos impulsados como resorte, el camino a la orilla se ve apocado, nuestras ropas estilan agua, nuestras mentes ideas, nos falta recorrido. El día sigue, el refugio alistado.

El olor a leña hace que corramos. Titiritando, sacudimos nuestro ropaje y enjuagamos el agua. Tomamos las toallas, tu servisté dos tarros de café, mientras buscaba música clásica para disfrutar del atardecer.
La charla continuó con el compartir de nuestras lecturas favoritas y el último libro que estábamos leyendo.

Los acordes increscendo y pianisimo de esa melodía en particular, los matices tanto del atardecer, como de los leños ardiendo nos hacen recordar charlas anteriores, a pesar de tener mesa y asientos, decido estar al ras, halándote a ser partícipe de la danza y del chirriar de la flama. La lectura que otrora nos absorbiera ha quedado en suspenso, ahora la concentración se basa como complicidad de miradas y las notas que ahora están abiertas, bosquejos salen y se plasman.
Acerco tu tarro de café y retomo mi lugar, deberás hacer que me enfoque en otra cosa.
Lo sabes muy bien.
Ya que el fuego parece decirme que me pierda, aún creo que entes diminutos bailan y juegan ahí...

Damos algunos sorbos.
Me levanto y tiendo mi mano hacia la tuya. Te has quedado sorprendido, pero no doy tiempo a que reacciones, jalo de ti y me sigues, junto a las brasas bailamos de música clásica, pasando por varios géneros llegamos a las cumbias, a las norteñas. Ciertamente desconocemos algunos ritmos, pero nos basta compartir el momento para hacer de cada instante algo memorable.
Esos recuerdos, momentos mágicos, lo sé, no soy tan hábil bailando, agradezco me sigas la corriente, ¡vaya sorpresa!, Sigamos, sigamos.
En un giro y estoy asido a tu talle, podría tropezar a propósito, para que fungiera de pretexto y estar aún más cerca.
Ahora el ocaso se filtra . Tenue luz.

El compás del silencio nos hace cómplices de la noche, se siente tan bien.

Entonces , bienvenida esa noche, ese silencio que se cubre de tu voz, de tu alegría.
¡Escucha!, ¡shhh!, los grillos cantan y parecen nos acompañan con su algarabía. Las luciérnagas sigilosa rodean nuestras piernas. Ahora la luna inicia su recorrido y la tenue luz nos invita a admirar lo vivido.

La luz tenue del entorno, que se siga pintando el mural, que se adueñe de nuestros recuerdos...

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E. Chaidez
R. Ramírez
© Rener Ramz