...

5 views

El Palmar

El Palmar.

Hacía 15 años que no sabía nada de mi padre, hasta que decidí hacer una llamada para hacer las paces y resultó mejor de lo que esperaba. No pasó mucho tiempo tras nuestra comunicación que recibí una llamada a las 10:00 P.M. donde las lágrimas de mi padre decían más que sus propias palabras: –Hija, acaba de fallecer tu abuela. La abuela del pueblo, la madre de 12 hijos y abuela de aproximadamente 25 nietos –tal vez un poco más, un poco menos–. El dolor de mi padre hablaba por todos los seres queridos de aquella dulce anciana, mi abuelita que me había criado en mis primeros años de vida había partido y mi padre, un hombre mayor, rústico, fuerte y valiente, se quebraba, lloraba como un pequeño mientras yo a la distancia no podía abrazarlo. Así que al amanecer tomé el primer bus que me llevó a su pueblo, fueron doce horas de viaje para llegar al Estado Monagas (el oriente de Venezuela) y cuando al fin llegué, aún faltaban cuatro horas para llegar al pueblo El Palmar en el corazón de las montañas. Estaba exhausta, sin embargo, ahí estaba yo, con todas mis fachas caraqueñas, vestida a la moda, perfectamente peinada y maquillada (en cada estación refrescaba los detalles) y como si fuera poco, tacones de 15 cm montada sobre el lomo de un burro, ya que era la manera de llegar a tal lugar a no ser que prefiriera un caballo, pero debido a su altura les temo profundamente. Los lugareños no dejaban de verme como un extraterrestre.
–¿Quién es ella? –se preguntaban constantemente unos a otros en susurros cerca del...