Dulces deseos, dulces aromas, dulces destellos, dulce jardín de ensueño.
Has sido y siempre serás mi refugio, ¿cómo no recordar el primer día en el que fuiste mi primer amor?
Un encanto para cualquier ser vivo. Pensaba que solo se veía en la ficción y, luego; me di cuenta que era por la ceguez y esclavitud moderna.

Si tan solo hubiera podido aprovechar más la infancia, la juventud misma, en la que solo se podía pensar en caminar a pie limpio y correr por aquellos húmedos prados y perseguir caracoles, sería distinto o a lo mejor no, es solo un sueño, una teoría.

Tirarse por aquel suelo que te abrazaba mientras reías y sentir como el cielo te refrescaba con brisa pura y agua destellando, las nubes eran tu compañía en aquel entonces, ¿lo recuerdas?
Pasear por aquel parque, al mismo que amabas y preferías vivir para siempre, mientras excavabas por allí y cualquier cosa que encontrabas, lo compartías con amor y orgullo.

¡Cómo no recordar aquellos días en los que cazábamos caracoles juntos! fue la temporada más hermosa de mi vida, ahora, recordándolo de tal forma que solo hay nostalgia. Ese mismo lugar que te vio crecer, en el que conociste a alguien como tú, una niña de tez pálida, que el sol acompañaba teñiendo sus cabellos y el reflejo de sus ojos que transmitía el poder verdoso de la naturaleza.
Sonreíamos y brincábamos.

¡Dulces recuerdos!

Pasaron los años y tuviste que partir, no fue fácil pero cada uno resolvió su vida como es debido hasta volver a encontrarse entre ellos mismos, en el mismo cálido lugar, en el que, solo abundan recuerdos, abundan risas, abundan los sueños...

No puedo perdonarme aquel día en el que dejé de salir, dejé de agarrar insectos, dejé de caminar descalzo por la naturaleza y a conectar con ella, me limito a aceptar ese error, en el que por culpa de la modernidad; no me di cuenta cuando ese mismo templo al que apodaba "hogar" me gritaba desesperadamente que volviera, me lloraba y, cuando por fin salí, ya había yacido en cenizas.

¿Qué ha pasado aquí? ¿dónde estás?

Desespero, angustía, dolor y arrepentimiento.

"¿Qué le ha pasado a mi hogar?"

Volteo y vuelvo a ver a la misma niña, ya algo mayor y marchita con algo de melancolía en sus ojos...

"Como nuestro origen".

(...)

"¿Qué sucedió?"

Me concentré en realizar a aquellas actividades, las mismas que solía hacer de pequeño. Sin embargo; los caracoles parecían extintos, las plantas eran reemplazadas por ramas secas con suelo arenoso y rocoso.

Oh, mi dulce hogar de ensueño, has sido mi amada desde el principio de los tiempos, ¿de esto se trata el amor y amargura tras una pérdida muy querida?
Noto como mi corazón se debilita.

"¡Han destruido mi hogar!"

Ya no llueve, ya no hay brisa, ya no hay animalitos, ya no hay vegetación, ya no hay amor, ya no estoy yo...

Maldito sea aquel día en el que me aislé para darle paso a la ciencia, maldito es ese día en el que dejé de contarle al agua lo que quería, maldito sea aquel día en el que dejé de visitar a Gaia, maldito sea aquel día en el que dejé de contarle mis historias al viento, maldito sea aquel día en el que dejé de abrazar a mis amigos los árboles...

Extrañar aún ese olor fresco de las mañanas tras cada llovizna consecutiva... la arena mojada y el cantar de los pájaros mientras nacían nuevas flores vírgenes.

Ahora, nada más queda que lamentarme por aquel absurdo error, uno en el que no podré encontrarme; ni siquiera en un espejo...


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