En una pastelería de colonia, de esas que todos conocemos que venden de todo tipo de pasteles y que le intentan a la repostería y demás, a la pastelera, le llegó un pedido de un pastel para cumpleaños de tres niveles.
Ella muy contenta se puso en manos a la obra para hacer todo lo que tenía que hacer para realizarlo en tiempo y forma; Lupita, la hija de la pastelera, quería ser como su mamá, así que ella hacia pasteles con plastilina al lado de donde su madre hacia los pasteles para simular que también estaba trabajando tan duro como su madre.
Durante el final del arreglo de los panes, ya para acomodar los pasteles cada uno en su nivel, la mamá de Lupita tuvo que salir de improvisto para compbrar el betún y otras cosas, así que le pidió a Lupita que cuidará los panes de Misifus, el gato de la casa, para que no fuera a hacerles daño, o peor aún, comérselos.
Lupita, sin dudar que podría sin problema realizar la tarea de custodiar los panes como su mamá se lo había encargado, se puso a hacer una muralla con plastilina para que Misifus no la cruzara y los panes estuvieran seguros, ponía un bloque con plastilina negra, otro con blanca y las puntas color rosa...