Un cuento:

Había una vez en un pequeño pueblo, un gallo llamado Ramón que se creía el más valiente y el más fuerte de todos los animales. Siempre se pavoneaba por el corral presumiendo de sus habilidades y despreciando a los demás animales.

Un día, una terrible tormenta azotó el pueblo y todos los animales se refugiaron en el granero. El viento soplaba con fuerza y la lluvia caía a cántaros. En medio de la tormenta, Ramón vio a una familia de ratones buscando desesperadamente un lugar seguro para protegerse. Pero en lugar de ayudarles, el gallo se burló de ellos y les dijo que no eran bienvenidos, ya que solo los valientes como él merecían estar a salvo.

Pero a medida que la tormenta arreciaba, el viejo granero comenzó a temblar y a amenazar con derrumbarse. Los ratones, con mucho miedo, buscaron refugio en un rincón, lejos del gallo, pero no encontraron nada seguro. Fue entonces que Ramón, con toda su arrogancia, se dio cuenta de que todos estaban en peligro.

Entonces, tragando su orgullo, les pidió perdón a los ratones y les ofreció refugio bajo sus alas, protegiéndolos de la tormenta. Finalmente, la tormenta pasó y todos los animales salieron ilesos del granero.

Ramón comprendió que la verdadera valentía no está en presumir de uno mismo, sino en ayudar a los demás cuando más lo necesitan. La moraleja de esta historia es que la soberbia y la arrogancia no nos hacen más valiosos, sino que la verdadera grandeza se demuestra cuando somos humildes y estamos dispuestos a ayudar a los demás.

Libélula 🦋
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