Su último respiro
Sigo presionando su herida con fuerza, sintiendo como su calor se escapa lentamente, derramándose entre mis manos. Su sangre es tan tibia y pura, de un vibrante color rojo carmín. Es un espectáculo que me parece tan hermoso, pero a la vez, aterrador y asfixiante.
Los segundos pasan, transformándose en minutos, mientras sigo pensando qué hacer. Con cada pensamiento, cada palabra que ronda por mí mente, cada idea que surge, mí respiración se acelera, y mí corazón late con más fuerza y velocidad. Un monstruo de exasperación se arrastra desde la boca de mí estómago, pasando por mis pulmones y corazón, hasta llegar a mí garganta, quedando alojado allí, sin que pudiera hacer algo...
Los segundos pasan, transformándose en minutos, mientras sigo pensando qué hacer. Con cada pensamiento, cada palabra que ronda por mí mente, cada idea que surge, mí respiración se acelera, y mí corazón late con más fuerza y velocidad. Un monstruo de exasperación se arrastra desde la boca de mí estómago, pasando por mis pulmones y corazón, hasta llegar a mí garganta, quedando alojado allí, sin que pudiera hacer algo...