"El último tren de la memoria"
Tyler era un abogado de renombre en la ciudad, conocido por su dedicación y su capacidad para ganar casos difíciles. Sin embargo, detrás de esa fachada de éxito, había un hombre roto. La vida de Tyler cambió drásticamente la noche en que su esposa, Elena, murió en un accidente de tránsito. Desde entonces, el mundo parecía haberse desvanecido a su alrededor. Los días se convirtieron en una serie de rutinas vacías y noches solitarias, llenas de recuerdos que lo atormentaban.
Un día, mientras revisaba el correo en su apartamento desordenado, encontró un sobre sin remitente. Intrigado, lo abrió con manos temblorosas y sacó un boleto desgastado que tenía impresa una imagen de un tren antiguo. En la parte superior del boleto estaba escrito: “El último tren de la memoria. Solo aparece una vez al año. Aborda a las 11:59 PM.” A su lado, había una nota que decía: “Una oportunidad para recordar y soltar.”
La curiosidad se apoderó de él. Aunque escéptico, Tyler sintió que no tenía nada que perder y decidió asistir a la estación esa misma noche.
Al llegar a la estación, una niebla espesa cubría el lugar, dándole un aire misterioso. Las luces parpadeaban débilmente y el silencio era casi palpable. Cuando el reloj marcó las 11:59 PM, un tren antiguo apareció ante él, con vagones de madera desgastada y ventanas iluminadas por luces cálidas que parecían invitarlo a entrar.
Al abordar el tren, fue recibido por un ambiente acogedor pero extraño. El vagón estaba decorado con muebles antiguos y cortinas de terciopelo rojo. No había ningún conductor ni personal; solo una serie de pasajeros sentados en silencio. Tyler se acomodó...
Un día, mientras revisaba el correo en su apartamento desordenado, encontró un sobre sin remitente. Intrigado, lo abrió con manos temblorosas y sacó un boleto desgastado que tenía impresa una imagen de un tren antiguo. En la parte superior del boleto estaba escrito: “El último tren de la memoria. Solo aparece una vez al año. Aborda a las 11:59 PM.” A su lado, había una nota que decía: “Una oportunidad para recordar y soltar.”
La curiosidad se apoderó de él. Aunque escéptico, Tyler sintió que no tenía nada que perder y decidió asistir a la estación esa misma noche.
Al llegar a la estación, una niebla espesa cubría el lugar, dándole un aire misterioso. Las luces parpadeaban débilmente y el silencio era casi palpable. Cuando el reloj marcó las 11:59 PM, un tren antiguo apareció ante él, con vagones de madera desgastada y ventanas iluminadas por luces cálidas que parecían invitarlo a entrar.
Al abordar el tren, fue recibido por un ambiente acogedor pero extraño. El vagón estaba decorado con muebles antiguos y cortinas de terciopelo rojo. No había ningún conductor ni personal; solo una serie de pasajeros sentados en silencio. Tyler se acomodó...