...

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Imagina que....

Aquí estoy otra vez escribiéndote sin saber si vas a responder. Imaginando mil historias de por qué nunca respondes. Y pueden ser tantas razones...




Puede que;
estuvieras escalando una montaña y,
de repente, recibieras mi mensaje,
Encendieras el teléfono para leerlo,
Con tal mala suerte, que se resbaló de tus manos justo cuando me dejabas en visto, sin haberme siquiera leído.
El teléfono cayó al abismo del precipicio de aquella montaña lejana.
En ese preciso instante, un ave rapaz, hambrienta, vio caer el teléfono hacia el vacío, agarrándolo al vuelo...