La disonancia entre el ser y su reflejo
Era las cuatro de la tarde, y yo me sentía atrapada en mis propios pensamientos. Las preguntas pasaban fugaces, casi como si no quisieran quedarse, y las respuestas parecían estar tan lejos, fuera de mi alcance. Sin nadie a quien recurrir y buscando cualquier forma de escapar, prendí un cigarro, con la esperanza de desconectarme un poco de la realidad.
Con el tiempo, empecé a notar algo extraño. Era como si me hubiera distanciado de mí misma, como si mi cuerpo y mi mente ya no estuvieran en sintonía. Esa sensación de extrañeza me incomodó tanto que me levanté de la cama y me paré frente al espejo. Al mirarme a los ojos, algo no encajaba; no lograba reconocerme del todo.
—¿Quién eres?...
Con el tiempo, empecé a notar algo extraño. Era como si me hubiera distanciado de mí misma, como si mi cuerpo y mi mente ya no estuvieran en sintonía. Esa sensación de extrañeza me incomodó tanto que me levanté de la cama y me paré frente al espejo. Al mirarme a los ojos, algo no encajaba; no lograba reconocerme del todo.
—¿Quién eres?...